AL GRITO DE LA TRIBUNA
Las decisiones deportivas: subirse (o no) al tren de la capacitación permanente
Los deportes se han convertido en parte esencial para el desarrollo de la vida en sociedad, son los encargados de vincular a grandes sectores de la comunidad, ya sea por la pasión, o por su aporte a lo que tiene que ver con prácticas para una vida saludable.
Sin embargo, la masividad, y en ocasiones la euforia que despiertan, han tenido un efecto a veces nocivo para las prácticas deportivas en sí, fundamentalmente (y en lo que refiere a estas latitudes) para el fútbol.
Quizá, el inconveniente que se presenta con mayor énfasis tenga que ver con el hecho de que muchas de las decisiones que se toman en este deporte a nivel nacional y departamental están relacionadas con las “opiniones públicas”, y estas, como opiniones, se sustentan en sentimientos, deseos y fanatismo.
Podemos observar, por ejemplo, como las expresiones vertidas en redes sociales ejercen un nivel desmedido de presión sobre aquellos que se encargan de tomar las decisiones en el ámbito futbolístico. Frente a esto, se han podido percibir actitudes más flexibles, medidas inesperadamente laxas y acciones discordantes en relación al rol que estas personas deberían jugar dentro del ámbito en el que se desempeñan (y al que están dejando teñir con las subjetividades de los fanáticos).
Uno de los autores más nombrados actualmente en relación al funcionamiento de las relaciones sociales y las prácticas en comunidad, es el sociólogo, filósofo y ensayista polaco Zygmunt Bauman. Este, introduce nuevas nociones al concepto de liquidez (1999), haciendo referencia a que en los tiempos actuales todo fluye, todo cambia de manera rápida y constante, nada se mantiene intocable ni permanece inmutable a través del tiempo.
Los deportes, y el fútbol en particular, no escapan a esta característica, por lo que las personas encargadas de la toma de decisiones (entiéndase presidentes de instituciones, dirigentes, entrenadores, gerentes, secretarios técnicos, mánager y directores deportivos) deben ser personas que se encuentren en permanente formación y en actualización constante de sus capacidades para dicha función.
La formación brinda las herramientas básicas para desempeñarse en cualquier ámbito, pero la actualización es la que mantiene a los profesionales vigentes en su labor, les permite elaborar y ejecutar planes de acción (la manera de acercarse al éxito deportivo) partiendo del análisis, la planificación, la evaluación y la re-planificación de cada una de las acciones a intervenir.
La liquidez a la que refiere Bauman, también afecta a las metodologías de trabajo, a las formas de entrenar y a las de competir, que no pueden ni deben ser las mismas que se empleaban otrora. Los resultados desfavorables que se obtienen año tras años, no mejorarán si no existe un cambio significativo. No se pueden esperar resultados diferentes si se realizan siempre las mismas acciones. Desatender estas nociones deja los resultados deportivos librados a la espera de la aparición de algún talento individual que, por su habilidad y por sí mismo, pueda acercar a su equipo a un triunfo colectivo.