Guadalupe Alexandre

DEL INTERIOR A LA CAPITAL

Qué difícil cuando alguien del interior debe dejar todo atrás para irse a estudiar ¿no?

Como es de público conocimiento, la llegada de la edad donde los adolescentes debemos tomar riendas de nuestros asuntos, asumir responsabilidades, y pensar qué realizaremos a futuro es algo que nos abruma, más de lo que parece. La presión que se establece, cuando se nos cuestiona acerca de lo que queremos “ser” en un futuro, o de cómo elegir la profesión que nos apasiona, se presenta en los ámbitos más generales como nuestros centros de estudio, pero también en los ámbitos más personales, como es el caso de nuestras familias o grupos de amigos.

Son muchos factores los que se ponen en juego al momento de tomar tal abrupta decisión, saber que tenés que elegir algo que “te de plata a futuro”, que sepas que te va a gustar, que lo vas a entender y sobretodo, que el esfuerzo que se hace desde las familias no sea tirado al abismo.

Un claro ejemplo es el de pasar de vivir en un departamento fronterizo como el nuestro, donde los costos son más accesibles, a tener que comprar productos doblemente caros en un Montevideo costoso. El hecho de tener que buscar donde vivir, ya sea en un apartamento o residencia, y saber que los costos, a cada padre, madre, abuela o tía, le cuestan algunas jornadas más de trabajo; le pesa al estudiante.

Por estos ejemplos que mencioné, y variadas situaciones más que ocurren a diario, a los jóvenes del interior, quizás se nos hace más difícil o nos cuesta un poco más el hecho de irnos.

Nadie nos prepara para soltar todo de una y que nos sea un poco más fácil la ida, es chocar con el paralelismo existente entre vivir en el interior, donde todos nos conocemos, al hecho de salir a la calle y a la vida acelerada y convertirse en “adultos” de una vez.

Siento que quizás, nos hace falta otra preparación previa a la llegada de ese momento, que se nos “capacite” por decirlo de alguna manera, para enfrentarnos a lo que realmente es y que el proceso de adaptación no nos resulte tan complicado.

Se podrían incluir capacitaciones en los centros de estudios, donde profesionales egresados cuenten de su experiencia. Allí también podrían incluir algunos consejos o “tips” que nos puedan servir para manejarnos mejor. Así, con ayuda de esos consejos, y un par de años más adelante, si todo marcha de manera correcta, quienes brinden esas capacitaciones a las generaciones siguientes en un futuro podamos ser nosotros.

Es importante pensar en uno mismo y en la generación de ahora, pero también pensar en dejar un legado, una huella que le pueda servir a los demás estudiantes años más adelante. Hoy soy yo, sos vos que capaz que estás leyendo esto; pero mañana puede ser tu hija, tu sobrina o alguien que se le presente el mismo temor que a nosotros. Como digo siempre, que no se haga nada que nos involucre a nosotros, sin cuestionarnos previamente a nosotros, es importante que se nos pregunte, que se nos cuestione acerca de los asuntos que nos involucran.

¿Qué mejor opinión sobre asuntos que implican a los adolescentes, que la de sus propios protagonistas?

La vida  consta de procesos, este es uno de ellos, llevan de su tiempo, adaptación y costumbre, solo hay que tratar de sentirse cerca del hogar, de alguna manera u otra; y tratar de facilitar todo aquello que nos resulte complicado buscando herramientas que estén a nuestro fácil alcance y que desde el mundo adulto sean las herramientas para gestionarlas.

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