FOEB advierte por eventualidad de que dos marcas de cerveza nacionales pasen a ser importadas
Los trabajadores alertan sobre la intención del sector empresarial y afirman que traer cerveza en lata de Argentina cuesta un tercio que producirla en Uruguay

La situación económica que vive Argentina y la diferencia cambiaria que eso conlleva afecta a casi todos los sectores de actividad en el Uruguay. La industria no es ajena a ese fenómeno. En particular en productos de consumo masivo como la cerveza, en donde los costos a uno y otro lado del río Uruguay plantean un panorama complejo.
Sobre la mesa está la eventualidad de que la presentación en lata de dos marcas nacionales históricas, como Pilsen y Norteña, pasen a ser importadas. En varias reuniones con legisladores, el sindicato planteó su preocupación sobre el tema. “Se nos comunicó que las cervezas las iban a importar directamente desde Argentina, debido a la tributación en Uruguay”, dijo ante la Comisión de Hacienda del Senado el directivo del sindicato de Pilsen, Federico Suárez. La realidad es una: traerlas “desde el otro lado del charco” costaría la tercera parte de lo que hay que invertir para producirlas en Uruguay.
Según Suárez, la empresa llegó recientemente a importar seis millones de latas. Luego de una serie de negociaciones, la producción de las dos marcas retornó a la planta de Minas. La firma adquirió una nueva máquina llenadora, con la intención de producir más. La idea, según se le dijo a los trabajadores, es “importar lo menos posible”.
El dirigente gremial mostró cierta comprensión ante la postura de la empresa y reconoció que la situación en Argentina es muy especial: muchas empresas señalan que importar les es más redituable que fabricar a nivel local. “Han entrado muchas marcas desde afuera”, dijo. “Creo que el camino no es prohibirlas, sino incentivar a las empresas a que se instalen en Uruguay o darles algún beneficio a las ya instaladas, porque aún quedamos empleados trabajando”, apuntó.
La planta de Minas emplea a más de 100 trabajadores en forma directa y una cantidad similar indirectamente. Suárez reparó en que, para economías pequeñas como las del interior, representan una clase de empleo muy importante. “Gastamos nuestra plata en el departamento”, dijo. “Vivimos ahí, comemos ahí”, agregó. El impacto de un eventual cese, dijo el dirigente, sería mayor, ya que Lavalleja es de los departamentos hoy con un mayor índice de desocupación y, además, padece de un histórico problema de despoblación.
El presidente del sindicato de la Bebida (FOEB), Fernando Ferreira, dijo que esa industria emplea hoy al 10% de la población económicamente activa en Uruguay. Son, estimó, unos 100.000 puestos de trabajo. La cerveza en lata, explicó, genera además menos empleo ya que el vidrio, al ser retornable, implica un proceso de limpieza, llenado y pasteurización.
En Uruguay se consumen anualmente 90 millones de litros de cerveza. Ferreira advirtió que el país hoy está “inundado” de marcas importadas, que ya representan el 20% del mercado. En el resto, entre las cervezas “nacionales”, la relación es de un 60% que se produce a nivel local y un 40% cuyo producto se trae fuera del país. “Las empresas nos han dicho que probablemente sigan con la idea de importación, por un tema de aumento de ganancias”, dijo el dirigente. “También dejaron entrever -si bien después lo sacaron de la mesa- la posibilidad de importar también los refrescos de la línea Pepsi”.
El sindicalista señaló que, ante la situación argentina y el precio de dólar, “cualquiera” importa. “Se pone una oficina, importa contenedores y después vende”, lamentó. “Encontramos latas a $ 40, venidas del extranjero”, dijo. Ante los legisladores, sostuvo que todo se trata de prioridades. “Cuando uno habla de defender el trabajo nacional, no solo hay que ser sino también parecer”, sostuvo.
El País consultó a FNC sobre el tema, pero desde la empresa indicaron que no se harían comentarios sobre los planteos del sindicato.
EL PAIS