Richar Ferreira

EN RIESGO DE EXTINCIÓN

Los “peces anuales” -que siempre están a pesar de que no los vemos- son parte de la armonía natural, porque todo lo que existe está relacionado entre sí.

Cierto día en épocas de mi infancia, en un campo frente a casa donde jugábamos diariamente al fútbol (especialmente cuando llovía), experimenté por primera vez la conocida “lluvia de peces”. Mal podía imaginarme entonces que décadas después iba a compartir con ustedes la noticia que no se trató de un milagro celestial, sino que solo estábamos frente a un hecho natural y periódico que ocurre en nuestra región de penillanura levemente ondulada.

Seguramente algunos lectores nunca hayan escuchado hablar de ellos; otros puede que ya los conozcan, pero en esta oportunidad vamos a analizar su actual situación y la importancia que tienen estos peces (de la familia rivulidae y del genero austrolebia) que habitan masas de agua temporales de Sudamérica y África, para el ecosistema natural en el que habitamos.

Según la Revista ProBiota, de la Universidadad Naciona de La Plata (UNLA), “las madrecitas de agua y cinolebias pertenecen al orden Cyprinodontiformes que en la Argentina incluye tres familias: Anablepidae, Poeciliidae y Rivulidae, ampliamente distribuidas en la región paranoplatense”.

“Dentro de la familia Rivulidae, los géneros Austrolebias y Megalebias, constituyen el único caso de “peces anuales” de la fauna argentina, es decir, especies con un corto ciclo de vida, adaptadas a sobrevivir en aguas temporarias. Se trata de peces de agua dulce de pequeño tamaño, muy llamativos por su color y biología, frecuentemente utilizados en acuaricultura”. (1)

Esto demuestra la relevancia que tiene un ser vivo tan pequeño, así como su estudio, conservación y preservación para la biodiversidad de la región, por medio de normas jurídicas y marcos de acción definidos con tal fin, ya que gran parte de su presencia ocurre en área de Reserva RAMASAR, entre los bañados y esteros del bioma pampeano y la selva atlántica.

Según la Dra. Nibia Berois, Investigadora Grado 4 del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (PEDECIBA) Biología y Prof. Agr. del Instituto de Biología de la Facultad de Ciencias, de la Universidad de la República, “los conocidos popularmente como «peces que caen de las nubes», presentan embriones que entran en detenciones del desarrollo (diapausas). En estos estados de latencia resisten las condiciones estivales de desecación enterrados en el fondo del charco. El desarrollo final y eclosión ocurre en la estación húmeda siguiente, cuando las lluvias llenan nuevamente los charcos temporales”. (2)

La presencia de los peces anuales o teleósteos (una infraclase de peces óseos con muy poco cartílago), ocurre en ambientes extremadamente variables y presentan tiempos de vida cortos. Su fecundación ocurre en grandes charcos o pozos que se crean en las zonas bajas de los campos y por eso es hoy una especie endémica y amenazada de extinción, no sólo por la desecación de humedales para agricultura y ganadería, sino también por la creciente urbanización en áreas sub-urbanas donde podían ser encontrados.

Por su parte, el periódico de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC) da cuenta que, entre 2004 y 2009, según un estudio de campo realizado en la región fronteriza con Uruguay, “se registraron cuatro especies: Austrolebias charrua Costa e Cheffe, Austrolebias luteofl ammulatus (Vaz-Ferreira, Sierra-de-Soriano y Scaglia-de-Paulete), Austrolebias prognathus (Amato) y Cynopoecilus melanotaenia (Regan), capturadas en 14 puntos de muestreo diferentes, distribuidos en las llanuras de inundación de los arroyos Chuí y São Miguel, y marginales a la carretera de Barra do Chuí”.

“Todos los sitios donde se registraron poblaciones de peces anuales en Chuí estaban alterados por alguna forma de actividad antropogénica, principalmente el cultivo de arroz -que no necesariamente debería estar en contradicción con la producción ictícola- y el pisoteo del ganado. La principal área de ocurrencia de anuales en el municipio, y la más relevante para la conservación, se localiza en las planicies de inundación del arroyo Chuí y la investigación pretende divulgar datos sobre la ocurrencia, distribución y conservación de peces anuales en el municipio de Chuí”. (3)

Por sus características, dicha especie “es considerada modelo biológico para innúmeras disciplinas de la ciencia; para estudios de envejecimiento, efectos de fármacos, porque difícilmente vamos a encontrar tipos de invertebrados con un ciclo de vida tan corto que permita ese tipo de estudios”; así lo afirmaba Esteban Krause Lanés, Coordinador Técnico del Instituto Pró-Pampa (Universidad Vale dos Sinos UNISINOS) al economista, biólogo y presentador Richard Rasmussen.

Richard Rasmussen

Entrevistado, el biólogo Rafael Porciuncula, del municipio brasileño de Chuí, declaró: “Los peces rivúlidos son un grupo de peces de extrema importancia biológica y ecológica. Su gran importancia biológica se debe a los estudios de especiación, es decir, la investigación científica sobre la aparición de nuevas especies.

Al tener un ciclo vital tan corto y la capacidad de vivir en pequeños lagos aislados, las nuevas especies surgen en poco tiempo en comparación con la gran mayoría de las especies. Su importancia ecológica está relacionada con el hecho de que son un excelente bioindicador de la salud medioambiental de los lugares donde se encuentran estos peces. Son animales muy sensibles a la contaminación ambiental promovida por agentes químicos como pesticidas, herbicidas y derivados del petróleo. Puede estar seguro de que el agua en la que se encuentran estos peces es de muy alta calidad”.

Añade que “el gran villano de la especie es la desfragmentación de los hábitats, promovida principalmente por la agricultura y la urbanización. La preparación de la tierra para la siembra, combinada con los grandes volúmenes de pesticidas y herbicidas utilizados en los procesos agrícolas, reducen drásticamente la calidad del medio ambiente, favoreciendo así la desaparición de los peces. El proceso desenfrenado y desordenado de urbanización promueve la sumersión de las tierras donde viven estos animales y, con ello, la ocupación de espacios vacíos para satisfacer la gran demanda de construcción de viviendas necesarias para nuestra creciente población humana ha contribuido significativamente a la desaparición de los peces anuales.

Y concluye: “No en vano encontramos actualmente un gran número de representantes del género Austrolebias en las listas de especies amenazadas. Para intentar frenar el intenso proceso de declive de la población de peces anuales, hay que intensificar las medidas de control del uso de contaminantes químicos. Además, los procesos de concesión de licencias ambientales para las distintas formas de explotación de los recursos naturales deberían tener siempre en cuenta la posibilidad de impacto sobre las escasas -y en constante declive- poblaciones de peces Rivulidae”.

Por lo tanto, sería bueno que se crearan unidades de conservación que contemplen las llanuras de inundación, ya que ello contribuiría a asegurar la viabilidad y conservación de las principales poblaciones anuales de peces que se dan en la región, pudiendo incluso incentivar la acuicultura de otras especies en inmediaciones de los cauces fluviales menos contaminados, generando nuevos empleos, promoviendo una alimentación más sana y reduciendo la contaminación con la liberación de más carbono en las aguas contribuyendo al secuestro de CO2 de las emisiones globales e intentando alcanzar la armonía natural, porque todo lo que existe está relacionado entre sí.

Imágenes: Fernando Marques Quintela

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