La queja como herramienta de interacción social

Todos sabemos que la queja está instaurada en nuestra sociedad casi como una característica intrínseca de nuestras personalidades por este lado del Río de la Plata.
Y observando en la vida cotidiana, me di cuenta de que la queja se ha transformado en una herramienta de interacción social.
En nuestros círculos cercanos cuando un amigo nos pregunta sobre cómo nos sentimos, las respuestas como «bien, pero con dolor de…», «marchando, se hace lo que se puede…», «ahí vamos, complicada con ….» y así infinidad de ejemplos saltan por todos lados…
Pero no solamente usamos la queja en nuestro discurso con allegados, sino también como forma de interactuar con desconocidos… en un ascensor, en la fila de un comercio, etc… «que calor no? Está terrible»… «que tremenda la inflación…» y etc y etc… hagan ese ejercicio de auto observarse y observar a los demás y presten atención como en forma automática y casi por inercia, nuestra mente tiene la queja perfecta para romper el hielo con cualquiera…
Y a un nivel más profundo, cuando queremos compartir con alguien un logro, en la mayoría de los casos, (no pretendo generalizar) luego de contar la buena nueva, enunciamos un «pero» y la irremediable queja posterior… ese «pero» tiene el efecto en nuestro interior y en la percepción ajena de anular mágicamente la noticia a celebrar… es una forma de validar el éxito? En otros casos será una «modestia disfrazada»? O quizás sentimos «culpa» de que se nos cumplan nuestros proyectos, por diferentes miedos que tenemos enraizados?
Que tan beneficioso puede ser para nosotros «intentar» despejar las quejas de nuestra disertación diaria? Gran desafío, eh?
Imagínense enseñarles a nuestros hijos a no quejarse… y no se pueden hacer una idea la tarea maratónica en la que se convierte, porque nuestros pequeños están inmersos en una sociedad quejosa, y les cuesta evidenciar que no es saludable quejarse permanentemente.
No invalidemos a la queja como mecanismo útil para reivindicar situaciones complejas, injustas e irrespetuosas… aquí apunto a la queja como forma de interacción social, la queja «vacía», la que sólo busca conectar… conectar desde la queja????? Si, así solemos hacerlo, presten atención a sus interacciones…
Tranquilos, todos lo hacemos… pero y sí a partir de hoy nos proponemos que no nos quejaremos en forma «vacía» sólo por un día, y luego sólo por mañana y así sucesivamente…
Y ahí van a percibir la sorpresa en la reacción ajena cuando contesten «estoy muy bien!». O cuando pretendan quebrar el silencio en un comercio dando una noticia positiva… el efecto en nosotros y en los demás es magnético, les aseguro que a nivel energético hace toda la diferencia… y desde ese lugar encender nuestra mente enfocándonos en lo que si podemos valorar, poner sobre la mesa por lo que estamos agradecidos, así sea pequeño, todos, absolutamente todos, tenemos algo para agradecer…
Practíquenlo y luego me cuentan 😉