
El 5 a 0 sobre Panamá y el buen juego alcanzado por los dirigidos técnicamente por Diego Alonso sin duda será inolvidable para muchos. Las estadísticas del fútbol hablan de un partido amistoso de despedida donde los rivales no eran parejos, y que en el ranking FIFA la distancia entre uno y otro es enorme. Dirán que Uruguay hizo 5 goles y podría haber marcado 8 o más, y es verdad. Pero esa es apenas una mirada lógica de un mundo adulto que pierde peso y sentido ante la deslumbrante experiencia que pudieron vivir niños de nuestro departamento. Muchos de ellos no conocían el Centenario, otros, no conocían Montevideo. Por eso, esas emociones que seguramente aún resuenan en el alma de los hinchas arachánes que acompañaron a la celeste no se borrarán por mucho tiempo.
Niños de algunos centros educativos de la ciudad capital, de INAU y en particular de Tupambaé, fueron activos animadores menudos desde las tribunas del templo del fútbol.
En el caso de la delegación del interior de Cerro Largo según pudimos saber, se trató de la escuelita de fútbol del pequeño centro poblado de la ruta 7, la que con 30 niños y 20 padres dijo presente.
Goles, emoción, música en el final, fuegos artificiales, algarabía, fotos, un paseo previo por la capital y el almuerzo en Mac Donald, parecen ser elementos suficientes para señalar con certeza que la fiesta para estos niños fue completa. Por estas y otras razones, lo que genera la casaca celeste y el sentido de identidad que despierta no sólo valen la pena, sino que también nos hacen gritar con orgullo: URUGUAY NOMÁ