EE. UU. vuelve a acusar a Rusia de una campaña de desinformación en América Latina
El
gobierno de Estados Unidos (EE. UU.) acusó este martes a Rusia de emprender “una
campaña de desinformación” en toda América Latina para socavar el apoyo a
Ucrania y propagar animadversión hacia Estados Unidos y la OTAN.
“Actualmente
el gobierno ruso financia una campaña de desinformación” en toda América Latina,
afirma el departamento de Estado en un comunicado.
A fines
de octubre, EE.
UU. ya había advertido a Uruguay y otros países de la región sobre una posible intervención
de Rusia en las elecciones nacionales. Estas acusaciones provocaron que la
embajada rusa en Uruguay emitiera un comunicado en el que sostuvo que ese
país “no practica en su política” la “organización de ‘revoluciones de
colores’ y ‘golpes de estado’, como lo hacen algunos otros países que son bien
conocidos”.
De todas
formas, esta instancia se trata de “una campaña de manipulación de información
diseñada para explotar subrepticiamente la apertura del entorno informativo” en
la región gracias a contactos con medios en Argentina, Bolivia, Chile,
Colombia, Cuba, México, Venezuela, Brasil, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú y
Uruguay, entre otros países, añadió Estados Unidos.
El
objetivo último del Kremlin es, según Washington, “blanquear su propaganda y
desinformación a través de los medios locales de manera que parezca consistente
para las audiencias latinoamericanas” con el fin de “socavar el apoyo a Ucrania
y propagar sentimientos contra Estados Unidos y anti-OTAN”.
La
campaña corre a cargo de la Agencia de Diseño Social (SDA), el Instituto para
el Desarrollo de Internet y Structura, que se coordinan para “promover los
intereses estratégicos de Rusia” mediante “la cooptación abierta y encubierta
de medios de comunicación locales y de influencers”.
El
departamento de Estado las tacha de empresas de “influencia por encargo”.
Estados
Unidos da nombres de implicados: Ilya Gambashidze y Andrey Perla, ambos
directivos de la SDA, el director general de Structura, Nikolay Tupikin, y el
periodista pro-Kremlin Oleg Yasinskiy.
Según el
gobierno de Biden proceden así: “organizan” un equipo de redacción “en un país
latinoamericano, muy probablemente en Chile”, integrado por periodistas y
líderes de opinión de varios Estados y le envían contenido creado en Rusia para
que lo revisen, editen y publiquen en los medios de comunicación locales.
Rusia
cuenta asimismo con traductores con sede en Moscú que dominan el español y “utilizan
a menudo alias para ocultar sus verdaderas identidades y garantizar que la
información se blanquee”, sostiene.
“Las
operaciones de la red se realizan principalmente en concierto con los medios en
español Pressenza y El Ciudadano” pero el grupo dispone de más recursos
mediáticos “para amplificar aún más la información”, añade.
Mano oculta del Kremlin
Washington
asegura que los temas se desarrollan “conjuntamente con el gobierno ruso y bajo
su dirección” para “intentar convencer a las audiencias latinoamericanas de que
la guerra de Rusia contra Ucrania es justa y de que pueden unirse a Rusia para
derrotar al neocolonialismo”.
Además “existen
esfuerzos coordinados entre las embajadas rusas en América Latina y los medios
de comunicación financiados por el Estado para aumentar los mensajes a favor
del Kremlin” y “difundir narrativas antiestadounidenses”, sostiene Washington.
También
se intenta, dice, conectar la prensa estatal rusa, los medios de comunicación y
radios locales y “las embajadas de terceros países en la región” favorables a
Moscú.
Según la
evaluación anual de amenazas mundiales elaborada por las agencias de
inteligencia de Estados Unidos, los rusos se esfuerzan por “ocultar cada vez
más su mano, blanqueando sus mensajes” a través de “un vasto ecosistema de
sitios web proxy rusos”, que permiten conectarse de forma indirecta, e “individuos
y organizaciones que parecen fuentes de noticias independientes”.
Según
este informe, Moscú disemina “historias originales o amplifica el discurso
popular o divisivo preexistente”.
AFP
Montevideo Portal