Partidos han elaborado sesudos programas de gobierno: ¿alguien les prestará atención?
Mucho se les reclama a los candidatos que presenten propuestas pero muy pocos les leerán, menos aún las evaluarán y compararán.
Ya todos los partidos han presentado sus programas y propuestas. Algunos se conocen más y otros menos, algunos abordan más temas que otros, pero “la verdad de la milanesa” está sobre la mesa.
La primera pregunta pertinente es cuánto importan esas propuestas, si los votantes se preocupan por conocerlas y por compararlas antes de decidir su voto por “el mejor programa”. La experiencia pasada sugiere que serán muy pocos los que estarán leyendo y comparando programas, apoyando o cuestionando distintas medidas propuestas para el próximo gobierno. Lo deseable, desde el punto de vista de los expertos, sería que a la hora de votar todos los ciudadanos lo hicieran ‘con conocimiento de causa’, eligiendo las mejores propuestas para su vida, la de su familia y la de su país.
Pero lo cierto es que la mayoría de los ciudadanos decidimos no dedicarle tiempo a esa tarea, porque hay otras que resultan más urgentes como los hijos, la familia, el trabajo, la casa, el cuidado de aquellos a quienes tenemos a cargo. Esto nos deja poco tiempo para ocuparnos de las cosas importantes pero menos urgentes que todo lo anterior. Tampoco ayuda a esta lectura el hecho de que en los tiempos actuales se ha ido perdiendo el hábito de la lectura más analítica, reemplazada por la inmediatez de las imágenes, los titulares y las “pastillas” de información, y porque saben que, aunque lleguen al gobierno, no todo lo que proponen se concretará. Esto no significa que los electores sean irresponsables ni que no les importe lo que propongan los candidatos o los partidos.
Una buena noticia para los ciudadanos es que varios partidos y sectores se han preocupado por hacer más sencillo el acceder a las propuestas y programas. Hoy la tecnología permite hacer más amigable la lectura o las consultas, e incluso alguno propone la novedad del chat interactivo con los programas. Estas nuevas formas de presentar los programas facilitan el acercamiento, y seguramente algunos de los que no leerían varias decenas de páginas con propuestas al menos accedan a las propuestas sobre las temáticas que más les preocupan.
También es fundamental que los líderes políticos tengan la capacidad de transmitir lo medular de sus programas, traduciéndolos en ideas sencillas y breves, resumiendo las propuestas que aspiran a llevar adelante en mensajes de unos pocos segundos, que se pueden difundir ya sea en el marco de una entrevista, en un acto político partidario o en un tuit de 140 caracteres. Aun así, seguirán siendo pocos los que retendrán propuestas, serán menos aun los que las comparen con otras, y muy pocos los que decidan su voto en base a ellas.
¿Por qué? Porque la mayoría de los votantes ya tiene decidido su voto desde mucho antes de que empiece la campaña electoral. Siempre o casi siempre votan al mismo partido, más allá del programa que presente en cada elección. Los que cambian de partido y los que se deciden a último momento (los “famosos indecisos”) tienden a elegir entre candidatos más que entre partidos. Y entre los candidatos en carrera, eligen al que les despierta más confianza, porque les parece mejor líder, más honesto, más simpático, más capaz, o incluso más lindo o linda. Sí, aunque algunos se escandalicen, la belleza física (según los patrones de belleza del momento y lugar) atrae votos.
Los partidos políticos tienen peso, incluso en ese grupo que cambia de partido de elección a elección. Hay algún partido que nunca votarían, pero otros son siempre una opción, porque tienen una tradición democrática fuerte, porque saben que cuentan con equipos profesionales que trabajan y trabajarán en caso de ser elegidos en el gobierno, que sus propuestas son fruto del aporte y reflexión de muchos y que gobernarán en equipo. Saben también que los equipos responden a tradiciones partidarias cargadas de sentir y pensar ‘a la uruguaya’.
Los candidatos son fundamentales porque en Uruguay todos saben que no están solos ni cayeron “en un plato volador”. Los partidos son tan fuertes en Uruguay que no compiten por confianza y experiencia de gobierno. Entre quienes cambian su voto, lo que pesa son los candidatos, porque los partidos (al menos algunos partidos, los que cada uno está dispuesto a votar) son confiables a la hora de gobernar.
Cuando algunos líderes se quejan de que las personas no se informan antes de votar, compartimos la deseabilidad de que todo ciudadano conozca todas las propuestas, pero también está la experiencia del votante, que sabe que no todo lo que se propone se cumple. El votante aprendió que, más allá de las promesas, lo que importa es que el gobernante cumpla al menos parte de lo que prometió. Ahí es fundamental el candidato, porque aporta liderazgo, capacidad de acordar y experiencia previa. También importa cuánto apoyo se perciba que tiene el candidato dentro de su partido y cuánto apoyo puede lograr de otros partidos, porque para lograr políticas de Estado es fundamental conseguir acuerdos multipartidarios.
Así que en estos días estaremos escuchando a los candidatos hacer propuestas y podremos evaluar las que más nos gusten y nos ayuden a elegir. Pero también sabemos que muchos no escucharán una sola propuesta de los candidatos ni de los partidos, apenas los verán en los medios y en las redes y prestarán más atención a las caras, los gestos, los chistes y las formas de hablar. Elegirán al que les convenza más, por alguno de esos atributos, pero la gran mayoría de los candidatos en Uruguay tiene detrás un partido político que garantiza que el próximo gobierno tendrá continuidad de políticas, contará con equipos capacitados y con experiencia y plasmará algunas (no todas) de las propuestas de su programa a lo largo de su gestión.