PINCELADAS DE LUZ SOBRE EL LIENZO DEL TIEMPO, BAJO LA FIRMA DE UN GRANDE

Las anécdotas de Klever López Novo, el “Chon”, no parecen tener fin. Físicamente se alejó del mundo de los vivos en diciembre de 2018, pero en el recuerdo latente de quienes le conocieron, su obra, su figura, sus ocurrencias tan geniales como poco realizables, su condición humana, su filosofía política y de vida, más su feroz capacidad para dilapidar su patrimonio económico, se mezclan en las miradas que a la luz del tiempo surgen espontáneamente respecto a la vida y la obra de un artista de ficción, que anduvo de paseo por el mundo real, dejando huellas en la historia de las calles de Melo.
Dueño de un talento excepcional para la pintura, exquisito dibujante y creador por naturaleza, sus amigos lo recuerdan como “una gran persona”. En estas últimas horas y en el perfil de Facebook “Archivo Arachán”, Esteban Eduardo Larregui, relató para el deleite de muchos, un sinfín de anécdotas increíbles, que Cerro Largo Portal les invita a conocer:

ANDANZAS DE “CHON” LOPEZ
Como se pudo entrever en el cuento del bautismo, Clever “Chon” López fue un tipo excepcional, que a lo largo de su vida, propia del “realismo mágico” narrado por García Márquez, llevó a cabo las acciones más descabelladas que se puedan imaginar…
Su familia era propietaria de la mayor empresa fúnebre del departamento. Al fallecer el padre, la heredaron su madre, él y un hermano. Como el hermano no tenía interés en seguir con ese negocio, Chon le compró la parte. Antes de los dos años, la empresa ya estaba fundida, quedando de la misma sólo el enorme local, en pleno centro de Melo, donde vivía con su progenitora…
Un buen día, al descubrir que por debajo de esa parte de la ciudad pasa un río subterráneo (conocido como río Bonito), se le antojó utilizar el salón más grande del local para hacer en el mismo una piscina circular que, mediante un sistema de bombeo, según él utilizados por los Incas en Machu Pichu, se abastecería con las aguas del río…
Para ello contrató un equipo de albañiles que levantaron el piso y cavaron un pozo con un diámetro de quince metros y tres de profundidad. Para retirar aquel enorme volumen de escombros y tierra se necesitaron decenas de camiones…
La futura piscina se interpuso en el trayecto que su madre, ya con unos cuantos años, debía realizar para ir al baño desde sus habitaciones. Se vio obligada a realizar ese recorrido, varias veces al día, transitando por una cornisa de medio metro de ancho. Hasta ahora nadie entiende como no perdió el equilibrio para terminar en el fondo del pozo, seguramente con consecuencias fatales…
Como casi todas sus iniciativas, la piscina pronto fue dejada de lado, aunque el pozo allí continuó por varios años, mientras la madre cada vez más vieja seguía haciendo equilibrios de trapecista para poder cumplir con sus necesidades higiénicas y fisiológicas…
Al fallecer la madre, Chon heredó aquella enorme y valiosísima propiedad. Por esas fechas, el inmenso edificio de ladrillo a la vista, ubicado frente a la terminal de Melo, que años antes fuera un poderoso molino, se había puesto a la venta…
Chon vendió su propiedad, y adquirió el molino a fin de utilizarlo como vivienda. Eligió para dormitorio una habitación ubicada en la parte más alta de la faraónica estructura, a cuarenta metros de la calle. Adujo que desde aquella altura le resultaría un placer contemplar los amaneceres desde los ventanales orientados hacia el este…
En uno de los enormes salones de la planta baja, que cedió en forma gratuita se instaló el comité central del FRENTE AMPLIO…
En la campaña electoral del setenta y uno, Chon, que por su oficio de artista plástico integraba la mesa política para diseñar carteles y todo lo relativo a la propaganda, propuso la compra de miles de metro de nylon rojo, azul y blanco para techar Aparicio Saravia, la calle principal de Melo, con los colores de nuestra bandera. No fue tenido en cuenta. No obstante, cuarenta años después los banderazos del FRENTE AMPLIO pusieron en práctica su iniciativa…
También se desechó la idea de que el día del acto final, el GENERAL SEREGNI descendiera en paracaídas desde un helicóptero en el medio de la plaza donde iba a hacer uso de la palabra…
Con el correr del tiempo, a medida que menguaba su economía por el desorden absoluto en que vivía, comenzó a desguazar el molino para ir vendiendo lo que saliera de aquel desarme. Así, los cientos de kilos que conformaban el motor principal, cuyo cigüeñal medía cinco metros, traído desde Alemania a principios del siglo veinte, con piezas de cobre, hierro y bronce, fueron a dar por precios de bananas en una caravana de gitanos que habían acampado en Melo…
El mismo final llevaron los tablones de roble con los cuales se habían construido los entrepisos. Las alfajías. Los muebles de finos abedules. Todas maderas venidas en forma exclusiva desde Europa para la edificación de aquella planta industrial. No fueron pocas las veces en que escritorios; sillas y demás muebles de la administración terminaron constituyéndose en la leña más cara del mundo al ser arrojadas a la estufa que tenía en su dormitorio…
Vendido o quemado casi todo, aún quedaban intactos los tablones que constituían la escalera desde la planta baja a su elevada habitación. También eran de roble, con un largo de dos metros y medio; treinta centímetros de ancho y seis de espesor. Sumaban varias docenas aquellos peldaños. Viendo que con facilidad podía salteárselos y ascender pisando uno por medio, decidió vender los que sobraban. Es inexplicable como nunca cayó al vacío subiendo la considerable altura que quedó entre escalón y escalón…
De esa forma, en aquella enorme edificación donde años atrás trabajaban decenas de personas, entre obreros y oficinistas. Con camiones que entraban y salían cargando o descargando cereales, ahora quedaba nada más que la cáscara de ladrillos. Era como un pájaro naranjero deja a su fruta predilecta, luego de haberle extraído toda la pulpa…
Después de vender aquel edificio vacío, adquirió una vieja casona sobre la costa del arroyo Conventos, en la cabecera del puente. Por analogía con su colega y amigo Carlos Páez Vilaró, la bautizó como “Casa Puente”. De inmediato la misma se transformó en sede de antológicas y fermentales tertulias sabatinas donde participaban políticos; deportistas; músicos; pintores; bohemios de mil oficios…
Estando Páez Vilaró en Melo, de inmediato se enteró de que andanzas llevaba a cabo su amigo y colega. Lo iba a visitar, pero Chon se le adelantó y una mañana llegó hasta el hotel donde estaba alojado el famoso creador de “Casa Pueblo”…
Desde el desayuno comenzaron una antológica maratón de whisky. Al poco rato, ya mucha gente en Melo estaba enterada de esa “contienda dialéctica” entre aquellos actores de primera línea, y no fueron pocos quienes se arrimaron a presenciar y escuchar aquel diálogo de delirio…
A medida que el whisky pasaba por sus gargantas, las anécdotas e ideas de ambos brotaban a borbotones. Ante la iniciativa del Chon de instalar un servicio de camellos que llevarían en sus ancas a los turistas desde Río Branco hasta la laguna Merín, Páez replicaba con la anécdota de un safari en elefantes que lo había tenido como protagonista en Uganda…
Del safari, pasó a narrar una visita de un mes a Pablo Picasso, y los agasajos que el pintor catalán le había prodigado…
Todo lo que narraba Páez era cierto. En cambio, los planes del “Chon” no pasaban de ser productos de su imaginación alucinante…
En un momento le informó a Páez tener todos los trámites hechos para importar un submarino desde Estados Unidos, y en el mismo buscar el tesoro que guardaban los restos de un barco hundido doscientos años atrás en el río Uruguay. Faltaba la firma del presidente Reagan…
Eran las cuatro de la tarde. Las botellas de whisky vacías eran unas cuantas. Los espectadores conformaban una multitudinaria y asombrada platea…
“No hay problema, dice Páez recurriendo a su agenda. Tengo línea directa con Reagan. Ya mismo lo llamamos”…
Se levantan ambos para ir hasta el teléfono ubicado en el mostrador, siendo seguidos en tropel por todos quienes allí estaban. Páez, agenda en mano, comienza a discar el número. Iba a hablar con el hombre más poderoso del mundo, a fin de pedirle un favor para un amigo…
Cuando había llegado a la mitad de los dígitos, el Chon lo toma del brazo y le dice “No, Carlitos. Te agradezco, pero deja tranquilo a Rony. A esta hora con seguridad está durmiendo la siesta”…
LALO LARREGUI / AGOSTO 2022