¿ASESINATO O SUICIDIO? A 24 AÑOS DE SU MUERTE SIGUE LA MISMA DUDA
INICIO Y FINAL DE SIGLO MARCADO POR LOS SARAVIA EN CERRO LARGO
Hoy se cumple un nuevo aniversario de la muerte Villanueva Saravia Pinto y la sociedad cerrolarguense, sigue recordando el hecho político que marcó el final del siglo pasado en suelo arachán. Seguramente muchos militantes anónimos reflexionarán en esta fecha, sobre la vida intensa y trágica del otrora Intendente, el que se mató o lo mataron en lo mejor de su carrera política. Los años pasan y la duda persiste, tan presente como su recuerdo.
Cerro Largo Portal, acude en esta fecha histórica a una serie publicaciones, hechos y frases que marcaron la historia política departamental y nacional del invierno del 98.
“12 de agosto de 1998 en nombre del Honorable Directorio del Partido Nacional el Dr Alberto Volonte dice; El Partido Nacional acostumbrado a codearse con la gloria, ha estado siempre acompañado por la tragedia. Tragedia es cuando pierde un hombre de la probidad de Villanueva Saravia. Yo no sé, yo no sé qué bala se llevó a Saravia, pero Saravia está con nosotros.
En junio de 1999 uno de los escritores más importante del Uruguay contemporáneo; Antonio Larreta escribe el libro “A todo trapo” (“A propósito de Villanueva Saravia”). Larreta desde las primeras páginas indica que el libro “Es un largo reportaje a la ciudad de Melo y a todas las personas que para bien o para mal, tuvieron que ver con el personaje (…) Pasado el mediodía, Leticia Silvera, secretaria de Villanueva Saravia, intendente de Cerro Largo, rompió un vidrio de la puerta de la residencia que se conoce ahora como Casa del Vivero y encontró a su jefe en la cama, muerto de un balazo en la sien.
A las 13:15hs comunicó que pasaba «algo grave», al Secretario General de la Intendencia, al subjefe de Policía y a la madre de Verónica Bejérez, la viuda de Saravia, que estaba en Montevideo en vísperas de dar a luz.
Las autoridades policiales y judiciales se hicieron presentes en el lugar del hecho a los pocos minutos. La noticia corrió como pólvora en Melo, en todo Cerro Largo, en Montevideo, y en todo el país. Conmovió al mundo político. Invadió los medios de comunicación. Despertó estupor, dolor, sospecha, y un flujo incontenible de conjeturas, a partir de informaciones a menudo falsas.
El Ministerio del lnterior ordenó prontamente el acordonamiento de la casa y se hizo presente, con peritos policiales y médicos forenses, a las 19 y 30 de la tarde, mientras el Presidente de la República (Julio María Sanguinetti), entrevistado por los informativos vespertinos, calificó de «misteriosas» las circunstancias de esa muerte.
Después se practicó la autopsia, de la que resultó que el cuerpo no tenía vestigios de droga o tóxico alguno, que la muerte la había producido una bala disparada con el revólver Magnum 357 que se había encontrado sobre el pecho del cadáver, y que todos los indicios conducían a determinar suicidio”, señalaba LaOndaDigital en 2014.
¿Qué recordás de él, vos tenías 12 años cuando falleció?
Recientemente…Victoria Saravia, hija del extinto dirigente nacionalista Villanueva Saravia, en una entrevista con el periodista César Bianchi en el diario El País, aseguró que a su padre lo mataron y la Justicia lo sabe. «Desde que falleció mi papá, cada vez que un juez tocaba un expediente, cambiaban al juez. Pasaron cosas raras: en su momento mi papá había denunciado a dos jueces por corrupción y después que murió, ellos mismos tomaron el caso de mi padre» (…) Se refiere al juez Ricardo Migues al fiscal Gustavo Zubía, ambos cuestionados por Saravia).
…Contratando a alguien en Brasil para que me mate
Mario Burgos quien fuera asesor de Saravia en un libro de Planeta, 2010, recuerda los hechos en un comentario recogido por el Diario “La Diaria” a Villita lo mataron. Entre los posibles móviles aparecen su enfrentamiento con Luis Alberto Lacalle y el Herrerismo, y con intereses de grupos económicos y corporaciones”. (…) La nota del diario indica que “Burgos reivindica el testimonio de un testigo que vio entrar y salir dos autos en la madrugada de la finca de Saravia y reiteradas contradicciones entre los testimonios de Adriana Carbón, secretaria y amante del Intendente, y otros testigos. También, el ánimo de Saravia, que en la fiesta de la noche anterior le había comentado a Burgos y a otros sus planes a futuro. El autor recoge una frase de Saravia, de junio de 1998, publicada en Búsqueda: “Acá no va a pasar nada porque todos podemos tener nuestros odios, nuestros rencores y nuestras pasiones, pero no se me ocurre pensar que alguien piense dirimir las diferencias contratando a alguien en Brasil para que me mate”. ( La Diaria 06.01.2011)
En su libro Antonio Larreta subraya que: “Mientras tanto, de la forma que fuera, un hombre había muerto y ese hombre era el lntendente de Cerro Largo. Eso exigía, por parte de las autoridades y de la administración, tomar decisiones que no tenían nada que ver con las circunstancias y con la polémica ya desatada.
A partir de medianoche, el velatorio tuvo lugar en una sala de la empresa Pintos, en la calle Wilson Ferreira Aldunate, y allí tras la llegada del coche fúnebre, empezaron el desfile de dolientes y curiosos y las aglomeraciones en un clima dramático, intensificado en algún momento de la madrugada por unos gritos de adhesión o venganza que no tuvieron eco.
A las nueve de la mañana, el féretro, cubierto por la bandera uruguaya, estuvo en exposición en la propia lntendencia, donde montaron guardia los funcionarios municipales y por donde siguieron desfilando los melenses en un espíritu de respeto y de duelo. Y las autoridades, incluso el señor Presidente de la República.
Cuando se llevaron el féretro al Cementerio, hacia el mediodía, el silencio apenas alterado por los pasos del séquito y el traslado de las coronas fue quebrado por un grito de Verónica Bejérez, que había estado toda la noche junto a su marido muerto.
«¡Me lo mataron!’ gritó, primera voz de una polifonía que se iba a hacer oír muchos días. Alberto Volonté todavía no había llegado a Melo, por un retraso del vuelo desde Montevideo. Quien pudo consolar a Verónica fue el Presidente Sanguinetti, cuya media voz resonó en el recinto como la de un actor experimentado: «Así es la vida. Unos mueren y, otros nacen».
Volonté, Ramírez, Santoro, llegaron al Cementerio cuando ya la multitud acongojada se agolpaba frente al nicho de la familia Pinto. Sanguinetti, que había mirado varias veces el reloj en la última media hora, ya había partido. Hablaron, por su orden, seis oradores: el doctor Zolessi (presidente de la Junta), Carlos Portantier (secretario general de la comuna), Luis Alberto Mallo (senador del Partido Nacional), Jorge Larrañaga (en nombre del Congreso de Intendentes), Nicolás Cotugno (entonces Obispo de Melo, ahora Arzobispo de Montevideo por decisión papal), y el doctor Alberto Volonté, en nombre del Honorable Directorio del Partido Nacional y de todas las furias que había desatado, doce horas antes, el dictamen de los forenses.
Los cuatro primeros discursos se mantuvieron en ese tono entre la elegía y el panegírico que es propio de las oraciones fúnebres al borde de la fosa; tal vez se percibía en ellas, una exaltación algo desmesurada, pero ello se correspondía con el estado de ánimo de dolor y desasosiego de la mayoría de los presentes. La quinta alocución, la del Obispo, cauta y ambigua a la manera vaticana, no se pronunciaba, como deseaban muchos, en contra de la tesis del suicidio, sin tampoco apoyarla, por lo que fue acogida con muchas reservas y cierta incomodidad.
Discurso de Alberto Volonté (Fragmentos en eI cementerio)
El Partido Nacional acostumbrado a codearse con la gloria, ha estado siempre acompañado por la tragedia. Tragedia es cuando un país o un partido pierde un hombre de la jerarquía, de la significación, de la importancia, la inteligencia, la honradez, de la probidad de Villanueva Saravia.
Hoy, si ¿es que homenajes le debemos rendir es decir que aquí en Cerro Largo nadie bajará los brazos, que el camino que él ha emprendido va o continuar, que eI ejemplo para los jóvenes descreídos ahí lo tienen en un héroe de 33 años.
Saravia no quiso irse de esta vida, no quiso irse. Saravia estaba en manos de Dios, pero en su voluntad no estaba irse. Cristianamente encuentra Ia muerte pero jamás mancillada por el deseo de él. Saravia no quiso dejar a ninguno de sus muchachos. Verónica Saravia, no te dejó ni el fruto de tu vientre está abandonado, porque él no quiso dejar esta tierra. Sí, en manos de la providencia, pero sigue aquí presente.
Villa, quede usted seguro, no había ído a su casa pensando en dejar esta tierra, quería seguir ayudando a su gente. Tenía muchos planes, y no planifica, ni piensa en las cosas que tenía que hacer al otro día, quién imagina una solución final. No se le pasó por la cabeza. Yo no sé, yo no sé qué bala se llevó a Saravia, pero Saravia está con nosotros.
Villa, desde el cielo envía a esta tierra, a esta tierra blanca que tú contribuiste, como tus ancestros, a hacerla más blanca, a también tenderle, con la generosidad que te sobraba, ahora sí, un manto de paz, entendimiento, tolerancia, reencuentro y unidad. ¡Viva Villa! ¡Viva tu bendito Partido Nacional! ¡Vivan los Saravia, caramba!.
En noviembre de 1998 en “Perspectiva” de Radio el Espectador, entrevistaron al escritor y periodista Miguel Angel Campodónico, en función de su libro sobre Villanueva Saravia. Ante la pregunta; ¿”Quiénes sostienen que Villanueva Saravia se suicidó”? Responde: Los que están en el grupo de Bejérez; léase Herrerismo, Lacalle. ¿”Y quiénes sostienen que fue homicidio”? Los familiares directos y quienes pertenecen al grupo de Villanueva Saravia directamente. Es decir, Manos a la Obra, Volonté. Esto está clarísimamente establecido.
Cerro Largo Portal indica, que la base mayoritaria del material aquí difundido, es un trabajo de recopilación histórica del colega, José De Lukas.