¿PUEDE LA ARQUITECTURA CAMBIAR TU CEREBRO?
Fred Gage neurocientífico del Salk Institute, se hizo esa pregunta. F.Gage Investiga sobre enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y se interesa por como los espacios arquitectónicos pueden estimular su mente, entre otros temas.
Fue el segundo presidente de la ANFA, Academia de Neurociencia para la Arquitectura, fundada en el 2003 en San Diego California, el centro de investigación y conferencias para la Neuroarquitectura.
Pero ¿Alguna vez habías escuchado hablar de Neuroarquitectura?
Te cuento, no es una nueva ciencia, es un término utilizado para denominar a la neurociencia aplicada a la arquitectura, tiene el rol de analizar como el espacio construido y natural afecta al estado de ánimo y salud de las personas.
En la ANFA, neurocientíficos, psicólogos y arquitectos entre otros profesionales, trabajan para contribuir desde una mirada interdisciplinaria al diseño de espacios, con los avances de la ciencia, herramientas como la realidad virtual y estudios de neuroimagen, aportan para construir espacios más humanos.
¿Cuántas veces has estado en un lugar, una casa, un espacio de trabajo, un centro comercial, un centro de salud y te has sentido deprimido y ansioso o, al contrario, feliz y emocionado?
Sentía desde hace mucho tiempo, podría decir desde que tuve mi primera maqueta en mano en el primer año de la facultad, que la arquitectura iba más allá de lo meramente estético o funcional. Hoy después de un largo camino, encontré la respuesta y el verdadero propósito por donde continuar, desde esta nueva mirada de la arquitectura, y me he comprometido a difundirlo, desde mi formación como arquitecta y pasión por el bienestar humano.
Entendiendo que la arquitectura afecta a nuestro cerebro, nuestros sentimientos, y comportamientos, los invito a preguntarse como verdaderamente queremos que nos afecten los espacios físicos, como queremos sentirnos en nuestras casas, en nuestros espacios de trabajo, como queremos que sean las escuelas y liceos de nuestros niños, pensemos en nuestras ciudades, y comencemos a hacer cambios que nos acerquen a esa respuesta.