262 días después: ¿cómo está funcionando el aeropuerto de Melo?

Hace no tanto tiempo, la llegada de un avión a Melo era un acontecimiento que se comentaba en toda la ciudad. Hoy, gracias a la inversión pública y privada, el Aeropuerto Internacional de Melo funciona de forma regular y representa una de las transformaciones más relevantes para Cerro Largo en los últimos años. Un aeropuerto que conecta, salva vidas y le brinda a la región herramientas para crecer.
Antes de esta transformación, el aeropuerto distaba mucho de ser lo que es hoy. En las décadas de 1960 y 1970, fue utilizado por el Transporte Aéreo Militar Uruguayo (TAMU) para unir a Melo con Montevideo y otras ciudades, mediante vuelos que cumplían funciones sociales relevantes en aquel entonces, aunque de forma esporádica y con aeronaves de pequeño y mediano porte. Con el paso del tiempo, estos vuelos desaparecieron y el aeródromo quedó limitado a recibir, de forma ocasional, vuelos privados o traslados sanitarios en situaciones de emergencia, sin condiciones para un uso sostenido. La pista presentaba grietas y deterioro, carecía de iluminación adecuada y no contaba con balizamiento para operaciones nocturnas o con baja visibilidad, mientras que las instalaciones eran mínimas, sin servicios de combustible ni infraestructura para pasajeros. Lo que era en la práctica un campo de aterrizaje con un pasado de vuelos militares se transformó en una infraestructura moderna y segura, con un impacto real para la comunidad. La diferencia no es menor: el aeropuerto pasó de ser una pista limitada a convertirse en una herramienta de conectividad, desarrollo y asistencia sanitaria para Cerro Largo, cumpliendo funciones que durante años parecían lejanas para el noreste del país.
Con una inversión de US$ 12 millones, se renovó el pavimento de la pista -un proceso conocido como “recapado”, que implica aplicar una nueva capa de asfalto para mejorar la seguridad y prolongar la vida útil de la superficie-, se construyeron un nuevo taxiway (calle de rodaje) y una plataforma, se instalaron balizamiento e iluminación LED, se creó una planta de combustible, se levantó una estación meteorológica, destacamentos para bomberos y Policía Aérea, y se incorporaron fibra óptica y sistemas de comunicación de última generación. Todo bajo estándares de la Organización de Aviación Civil Internacional, permitiendo que Melo cuente con un aeropuerto de calidad y seguro, con un nivel que hasta hace poco parecía impensado para esta zona del país. Este avance le brinda al departamento mejores herramientas para fomentar el desarrollo, atraer inversiones, generar empleo y estimular el turismo, al tiempo que facilita a los habitantes estar más cerca de otros puntos del país y de la región.
Pero un aeropuerto no es solamente un lugar de despegues y aterrizajes. En muchos casos, se convierte en una herramienta que acorta distancias en los momentos más necesarios. Melo ha sido un punto de salida y llegada de vuelos sanitarios, traslados de órganos y pacientes que requieren atención urgente en otros departamentos. Gracias a esta infraestructura, familias del departamento han accedido a atención sanitaria en tiempos críticos, demostrando que esta obra no es un lujo, sino una inversión que aporta a la comunidad. Además, el aeropuerto facilita el arribo de vuelos privados, fomenta el comercio y consolida a Cerro Largo como un punto estratégico para la logística, contribuyendo de forma concreta al desarrollo local.
¿Por qué no pudo usarse para la Copa Sudamericana?
En los últimos meses, surgieron preguntas razonables sobre por qué, teniendo un aeropuerto internacional en funcionamiento, no fue posible recibir delegaciones deportivas completas durante la participación de Cerro Largo F.C. en la Copa Sudamericana. Esto generó frustración en parte de la comunidad, que se preguntó cómo un aeropuerto recientemente inaugurado con estándares internacionales no pudo recibir un equipo visitante. Para comprenderlo, es importante saber que el Aeropuerto de Melo es un aeródromo de categoría 2B, con una pista de 1.394 metros de longitud y diseñado para operar con aeronaves de hasta 24 metros de envergadura, es decir, aviones de pequeño y mediano porte, como los utilizados en los vuelos sanitarios, privados o de transporte regional. Estas aeronaves pueden transportar entre 15 y 30 pasajeros, dependiendo del modelo, y no requieren pistas largas ni infraestructura compleja.
Por el contrario, las delegaciones deportivas suelen utilizar aviones de mayor tamaño, que superan los 30 metros de envergadura y transportan 60 o más personas entre jugadores, cuerpo técnico, dirigentes y equipamiento. Estos aviones requieren pistas más largas y con mayor resistencia estructural, calles de rodaje y plataformas adecuadas, así como servicios complementarios que exceden las capacidades actuales del aeropuerto de Melo. Por lo tanto, esta limitación no responde a errores ni a una falta de planificación, sino a una cuestión técnica vinculada a las características de la pista y de la categoría operativa del aeropuerto en esta etapa. Este escenario deja en claro que, si en el futuro se pretende recibir vuelos de mayor porte, será necesario proyectar ampliaciones de infraestructura que permitan continuar avanzando en conectividad, sin dejar de lado las condiciones de seguridad y eficiencia que la aviación exige.
El Aeropuerto Internacional de Melo es, sin dudas, un activo relevante para Cerro Largo. No todos los departamentos del interior cuentan con una infraestructura de esta calidad, y su funcionamiento aporta desarrollo, asistencia en salud, conectividad y oportunidades para la comunidad. Naturalmente, siempre hay margen para avanzar, y si se proyecta recibir vuelos de gran porte, el paso siguiente será potenciar su operatividad mediante mejoras que permitan el arribo de aeronaves de mayor envergadura.
Hoy, a 262 días de su inauguración, el aeropuerto de Melo cumple un rol concreto en la conectividad regional, en la logística y en la asistencia sanitaria, demostrando que la inversión realizada genera resultados tangibles para la comunidad. Su existencia no elimina desafíos pendientes; por el contrario, invita a planificar su proyección con responsabilidad, asegurando que este recurso continúe aportando a Cerro Largo de forma eficiente y sostenible. Porque un aeropuerto no es solo una infraestructura de transporte: es una herramienta esencial para la conectividad, la logística y la atención en salud, que contribuye de manera real al desarrollo y la integración de la región.