Un hombre abusó sexualmente de más de 30 niños uruguayos a través de “sofisticada” técnica

La Fiscalía de Canelones, a cargo de Irena Penza, logró la condena de un hombre a nueve años y diez meses de prisión por reiterados delitos de abuso sexual especialmente agravado, desacato, violencia privada, retribución y ultraje a menores de edad, ambos especialmente agravados. También se le imputaron ilícitos de acoso telemático especialmente agravado, todos en régimen de reiteración real, informó la Fiscalía a través de su Departamento de Comunicación.
El condenado, de 35 años, deberá además cumplir medidas accesorias, entre ellas la prohibición de trabajar en ámbitos que impliquen contacto con niños, adolescentes o personas mayores. También se le impuso una sanción económica equivalente a 12 salarios mínimos nacionales, la inhabilitación especial para desempeñar tareas que supongan trato directo con menores y su inclusión en el Registro de Abusadores Sexuales.
La investigación comenzó cuando los padres de un menor se enteraron de que se estaba relacionando con el ahora condenado. Esto fue develado por el hermano de la víctima, y los mayores de edad “increparon” a su hijo para que les mostrara el material audiovisual.
Fuentes de la causa dijeron a Montevideo Portal que el acusado utilizaba una “modalidad sofisticada” para lograr convencer a las víctimas de mantener encuentros sexuales, que se llevaban adelante en un hotel del departamento de Canelones.
Penza, a través de diferentes indagatorias policiales y pericias, logró establecer que el hombre abusó sexualmente de alrededor de 35 menores que tienen entre 12 y 15 años de edad. No todos denunciaron, aunque la Fiscalía sí los considera víctimas dado que se corroboraron los hechos.
El condenado utilizaba perfiles de juegos, por ejemplo Free Fire, para comenzar a amedrentar a las víctimas. Les hacía videollamadas y, si era de noche, les pedía que silenciaran su micrófono para que los padres de los menores no escucharan nada.
Al momento de los encuentros, el hombre llevaba comida y bebida que ofrecía a las víctimas para luego “convencerlas” de tener relaciones sexuales. Tras esto, las filmaba sin su consentimiento y las amenazaba con mostrarles el material a los padres si no concretaban otro encuentro.
Esta modalidad era repetida por el condenado con menores del exterior del país, por lo que durante años acumuló material pornográfico tanto de víctimas locales como de otras nacionalidades. En su perfil de la red social TikTok, el hombre se definía como “influencer” de juegos.
En el material que encontró la Fiscalía aparecen frases como “no le digas a mamá”, “sos un pendejo” o también fotos de los rostros de los menores, dado que el hombre se las pedía para confirmar su identidad.
Otra particularidad de la modalidad era que el condenado les decía a las víctimas que concurrieran al hotel y también se hacía pasar por un menor que jugaba a los juegos de video. Les aseguraba que iría con su padre, algo que finalmente no pasaba.
Además de dinero, como sucedió en algunos casos, el hombre les recargaba datos de internet a las víctimas y las hacía pertenecer a los “clanes” —grupos de perfiles que se conforman en determinadas plataformas para jugar—.
La Fiscalía informó que el grooming (también conocido como engaño pederasta o ciberacoso) es una serie de conductas y acciones emprendidas por un adulto, en muchos casos a través de Internet o medios digitales, con el objetivo deliberado de ganarse la confianza y amistad de un menor de edad para, posteriormente, manipularlo y obtener fines sexuales (como material sexual o un encuentro físico).
- Montevideo Portal